lunes, 15 de mayo de 2017

La educación en 2030

Querido diario:

Esta madrugada me he despertado pegando un salto de la cama. He tenido una pesadilla. Bueno, más que una pesadilla creo que todos mis nervios y todos mis miedos se han fusionado y han tomado forma de sueño.

La pesadilla era bien sencilla: me habían despedido. Esto que parece tan normal y corriente (despiden a miles de personas cada semana) sería el fin de mi mundo. Cuatro años estudiando una carrera, dos años estudiando dos másters, seis años estudiando oposiciones, ¡SEIS!, quinientas horas ICE, dos cursos de capacitación, un C1 de inglés, un B1 de francés y hasta un A1 de chino....¿todo para qué? Para que después de dos años como profesora del instituto de mis sueños ahora me digan que van a cerrar el instituto. Y no sólo eso, que van a cerrar todos los institutos del país. ¿Por qué? El motivo era bien sencillo y tenía tres letras, tres horribles letras: T I C
La llamada de la directora del centro se resumía en mi sueño del siguiente modo:
- María Isabel, siento comunicarte que ha llegado el fin. Los docentes no son necesarios. Las nuevas tecnologías han acabado con nuestra profesión. Los alumnos ya no vienen a clase, dicen que no nos necesitan, y puede que tengan razón...
- Pero, pero...¿cómo van a tener razón? ¿Quién les va a decir qué páginas web son fiables y cuáles no? ¿cómo van a aprender ellos solos? Si se pasan el día subiendo fotos de postureo, grabando stories, dándose like, viendo las fotos de los instagramers y los vídeos de los youtubers. ¿Quién les va a dar ejemplo y los va a enseñar a usar ese instrumento tan poderoso?
- No lo sé, supongo que el tiempo lo dirá...
- Y ahora, ¿qué vamos a hacer?
- Pues yo ya me he apuntado a un curso para ser bloggera, de algo hay que vivir.
- Me niego.
- Pues que la suerte te acompañe, María Isabel. Puedes pasarte por el centro a recoger tus cosas cuando quieras. Adiós.


Sé que era un sueño pero cuando me he levantado esa conversación seguía resonando en mi cabeza como si fuera real. Mi trabajo, tanto esfuerzo, tanto estudio, tanto sacrificio. Uf, menos mal que era una pesadilla. Sin embargo, me ha afectado tanto, tanto, tanto, que no me siento preparada para asistir a clase y mirar a mis alumnos a la cara. Así que voy a coger la webcam, a grabar las clases que tengo esa mañana y a enviar los vídeos al ordenador del centro, él se encargará de reenviar las instrucciones y los vídeos a mis alumnos a las horas correspondientes. Qué listo es ese ordenador, parece que esté vivo. Si no fuera por ese sistema operativo yo no podría quedarme en casa toda la mañana tumbada a la bartola y jugando con mi lindo gatito. Espera, ¿a la bartola? No, no, no, llego tarde a clase de Innovación. Sí, nos obligan a asistir a cursos aunque ya tengamos la plaza fija. Esto es un no parar. Innovación, TIC, innovación, TIC. Me va a explotar la cabeza. 
Ojalá algún día inventen una máquina para poder estar en cinco sitios a la vez. Sería un éxito.  

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