Querido diario:
Esta madrugada me he despertado pegando
un salto de la cama. He tenido una pesadilla. Bueno, más que una
pesadilla creo que todos mis nervios y todos mis miedos se han
fusionado y han tomado forma de sueño.
La pesadilla era bien sencilla: me
habían despedido. Esto que parece tan normal y corriente (despiden a
miles de personas cada semana) sería el fin de mi mundo. Cuatro años
estudiando una carrera, dos años estudiando dos másters, seis años
estudiando oposiciones, ¡SEIS!, quinientas horas ICE, dos cursos de
capacitación, un C1 de inglés, un B1 de francés y hasta un A1 de
chino....¿todo para qué? Para que después de dos años como
profesora del instituto de mis sueños ahora me digan que van a
cerrar el instituto. Y no sólo eso, que van a cerrar todos los
institutos del país. ¿Por qué? El motivo era bien sencillo y tenía
tres letras, tres horribles letras: T I C.
La llamada de la directora
del centro se resumía en mi sueño del siguiente modo:
- María Isabel, siento comunicarte
que ha llegado el fin. Los docentes no son necesarios. Las nuevas
tecnologías han acabado con nuestra profesión. Los alumnos ya no
vienen a clase, dicen que no nos necesitan, y puede que tengan
razón...- Pero, pero...¿cómo van a tener razón? ¿Quién les va a decir qué páginas web son fiables y cuáles no? ¿cómo van a aprender ellos solos? Si se pasan el día subiendo fotos de postureo, grabando stories, dándose like, viendo las fotos de los instagramers y los vídeos de los youtubers. ¿Quién les va a dar ejemplo y los va a enseñar a usar ese instrumento tan poderoso?
- No lo sé, supongo que el tiempo lo dirá...
- Y ahora, ¿qué vamos a hacer?
- Pues yo ya me he apuntado a un curso para ser bloggera, de algo hay que vivir.
- Me niego.
- Pues que la suerte te acompañe, María Isabel. Puedes pasarte por el centro a recoger tus cosas cuando quieras. Adiós.
Sé que era un sueño pero cuando me he
levantado esa conversación seguía resonando en mi cabeza como si
fuera real. Mi trabajo, tanto esfuerzo, tanto estudio, tanto
sacrificio. Uf, menos mal que era una pesadilla. Sin embargo, me ha
afectado tanto, tanto, tanto, que no me siento preparada para asistir
a clase y mirar a mis alumnos a la cara. Así que voy a coger la
webcam, a grabar las clases que tengo esa mañana y a enviar los
vídeos al ordenador del centro, él se encargará de reenviar las
instrucciones y los vídeos a mis alumnos a las horas
correspondientes. Qué listo es ese ordenador, parece que esté vivo.
Si no fuera por ese sistema operativo yo no podría quedarme en casa
toda la mañana tumbada a la bartola y jugando con mi lindo gatito. Espera, ¿a la bartola? No, no,
no, llego tarde a clase de Innovación. Sí, nos obligan a asistir a
cursos aunque ya tengamos la plaza fija. Esto es un no parar.
Innovación, TIC, innovación, TIC. Me va a explotar la cabeza.
Ojalá
algún día inventen una máquina para poder estar en cinco sitios a
la vez. Sería un éxito.
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